Hay veces que la música me absorbe como el mar.
Dejando blanca estela,
con bruma o con luceros me lanzo a navegar...
¡tendida va la vela!
Adelantando el pecho, de aire y de yodo henchido, en medio de la noche, por las alas mecido,
navego descuidado.
Y me siento vibrar con todas las pasiones,
lo mismo que un navío;
el viento favorable, la calma, los ciclones son igual que una cuna sobre el abismo inmenso...
Tan quieto el mar a veces queda que yo pienso que es el espejo e mi hastío.
Descompodrido...
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