lunes, 12 de abril de 2010

El muerto gozoso


En una tierra graza, hastiado de besos,
quisiera por mi mano cavar, profundo y solo,
una fosa en que puedan al fin, mis pobres huesos dormir en el olvido como pez en la ola.

Odio los testamentos y las llantos acerbos; antes de mendigar una lágrima al mundo,
preferiría, vivo, invitar a los cuervos a ensangrentar su pico sobre mi cuerpo inmundo.

¡Gusanos!, silenciosos y ciegos compañeros,
he aquí un muerto gozoso que hoy ha venido a veros; hijos de todo padre,
filósofos despiertos.

Moveos libremente sobre mi sepultura,
decid si reservais aun alguna tortura a este cuerpo sin alma, al muerto entre los muertos.


Descompodrido...

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